Es algo que antes nunca había visto, por lo menos con tanta frecuencia, pero en cosa de un par de meses he presenciado en la calle dos escenas que me recordaban bastante a la situación de debió ver el profesor Neira antes de ser atacado.
Yo por precaución me he quedado observando siempre a ver que pasaba, no pensaba intervenir, o sí, afortunadamente nunca ha hecho falta. En las dos situaciones antes descritas, un «macho» hablaba de malos modos a su compañera mientras la otra con cara de sufrimiento le pedía que la dejara en paz, al rato las dos mujeres quedaban abrazadas al maltatrador.
No entiendo porque las mujeres aguantan un solo segundo con estos cobardes, nunca he tenido que agarrar a mi mujer, zarandearla, ni mucho menos gritarla en la calle, eso no es amor, y ahora que viene el día de los enamorados conviene recordarlo.
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